por Carlos Heller
Aún desde el establishment se indica que el Presupuesto 2018 recientemente presentado al Congreso es una herramienta más de campaña.
Dos ejemplos de las varias consideraciones sobre este tema. Uno: El editorial de El Cronista (13.09.17): “La realidad promete ser bien distinta: los números del Presupuesto serán “políticamente correctos”, pero hacia adelante la ejecución será más restringida. La herramienta para atacar el rojo fiscal será la autorización trimestral, mecanismo que ya funcionó este año”. Dos: Titular de Clarín (15.09.17) “Para el JP Morgan, si Macri no avanza con las reformas, el mercado «se lo va a facturar»”.
Además, el gobierno ha dejado trascender que intentará que el Presupuesto 2018 se trate en extraordinarias: con discusión poselectoral, podría haber modificaciones sustantivas.
En este contexto, los ingresos fiscales crecerían al 19%, mientras que el gasto primario lo haría en una magnitud menor, el 15,1%. Los rubros más importantes de la variación de gastos son los relativos a las prestaciones sociales, que se incrementarían un 22%, y los gastos en subsidios económicos que se reducirían en un 16% en términos nominales. Es la fórmula para lograr que el déficit primario encuadre dentro de las promesas oficialistas: el 3,4% del PBI para 2018.
En esta modalidad de cálculo quedan excluidos los pagos por intereses de la deuda pública, que se incrementarían el 27,6%, una magnitud más que significativa. Gran parte de estos intereses corresponden al pago en moneda extranjera (71% del total) por USD 1.231 millones.
Sostengo que el compromiso de reducción del déficit fiscal debería hacerse sobre el resultado financiero deficitario, que incluye los intereses, y que llegaría al 5,5% del PBI, una cifra significativa.
Un tema esencial es el optimista cálculo del crecimiento del PBI en 2018 (+ 3,5%), que supera las estimaciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del BCRA con un aumento del 3,0%. No obstante, cada vez son más los analistas que proyectan un magro crecimiento para 2018, como el estudio de Orlando Ferreres, que estima un aumento del PBI del 1,2% y el Estudio Bein, con un incremento del 1, 6%. Según mis previsiones, el resultado estaría más cerca de estos dos últimos pronósticos.
Esta sobreestimación del crecimiento resulta problemática, puesto que reduciría los ingresos previstos, y obligaría a ajustar en mayor medida a la que se propone en el Presupuesto, si es que se desea cumplir con los objetivos de déficit fiscal, como se exige desde los Organismos Internacionales.
La evolución de la deuda externa también es preocupante. Se propone tomar deuda en moneda extranjera por USD 41.700 millones, dedicada principalmente a la amortización de deudas por USD 24.000 millones y al pago de intereses y otros gastos en divisas por USD 11.650 millones. Queda un excedente de USD 6.050 millones como colchón.
Se espera que la deuda con el sector privado y organismos internacionales crezca de un valor del 28,5% del PIB en este año, al 37,3% en el año 2020, como consecuencia de los déficit fiscales. Cabe mencionar que a fin de 2015 este guarismo se ubicaba en el 23% del PIB.
Estas previsiones indican un aumento significativo del endeudamiento público, que seguramente se sumarán al incremento del endeudamiento privado debido, entre otros, al importante aumento año tras año de los déficits comerciales (exportaciones menos importaciones de bienes). Un ítem que evidencia los efectos de las políticas del gobierno: comparados con 2016, los ingresos proyectados por exportaciones crecerán un 27% al 2021, mientras que los egresos por importaciones se incrementarán un 46%. Queda claro que la política de liberalización de las importaciones seguirá impactando principalmente a la industria, y también a las pymes y a muchas producciones regionales.
Lo escrito son sólo unas pinceladas del Presupuesto 2018, pero que revelan los efectos de las políticas que se prevé aplicar al futuro: esencialmente, ajuste de gastos y un elevado endeudamiento externo, tanto público como privado.
(*): Diputado nacional por el Partido Solidario. Integrante de la Comisión de Presupuesto y Hacienda.